¿Se te han despegado las etiquetas? Aquí te explicamos porqué

La mayoría de vosotr@s no tiene problemas a la hora de colocar nuestras etiquetas para marcar la ropa. Pero ocasionalmente recibimos alguna consulta de alguien a quien se le han despegado en la lavadora. L@s veteran@s usando etiquetas de Etic-etac igual estáis pensando ¡Pero eso es imposible!… Hay ocasiones en las que las etiquetas se pueden desprender en el lavado y en este artículo os vamos a explicar porqué ocurre y cómo evitarlo.

Si la etiqueta se despega es que está mal puesta

Sí, lo sé, si te ha pasado igual estás pensando «Pero si yo he seguido las instrucciones al pie de la letra»… Y puede ser así, lo cierto es que las instrucciones son meramente orientativas. Cada plancha, estación de planchado, etc. tiene diferente potencia y por lo tanto alcanza distintas temperaturas máximas. Es imposible hacer unas instrucciones iguales para todas. La realidad es que el tiempo de planchado puede variar, dependiendo de tu plancha. Por eso a veces, aunque sigamos las instrucciones al detalle, luego las etiquetas se despegan en el planchado.

¿Pero cómo sé si están bien pegadas?

Es importante distinguir entre «pegadas» y «fundidas». En realidad las etiquetas se tienen que fundir con el tejido, como si fueran parte del estampado. Si la etiqueta está fundida, no podrás sentir un escalón entre la etiqueta y la prenda al pasar el dedo, incluso podrás ver la trama del tejido en la propia etiqueta. A veces las etiquetas, con temperatura o tiempo de planchado insuficiente, pueden parecer «pegadas» a primera vista, pero no estar realmente «fundidas» y desprenderse en el lavado. Simplemente comprueba que se hayan fundido y si no es así, insiste con un poco más te temperatura, presión o tiempo de lavado. Puedes probar con una esquinita de la etiqueta en la que no haya dibujo y comprobar la diferencia.

El truco

Si se ha desprendido alguna etiqueta durante el lavado, entonces es que no estaba fundida. Puedes aprovechar la etiqueta otra vez. Simplemente insiste con más temperatura, más presión o más tiempo de lavado. Acabarás cogiéndole el truco. 🙂